La dieta mediterránea, patrimonio inmaterial de la UNESCO, es uno de los patrones alimentarios más saludables del mundo.
La dieta mediterránea no es una «dieta» como en «ponerse a dieta», no es un régimen de pérdida de peso ni una dieta prescriptiva; es un estilo de vida y de alimentación donde abundan grandes cantidades de frutas y verduras, legumbres como judías y lentejas, nueces, granos enteros y aceite de oliva virgen extra (AOVE).
La dieta mediterránea es mucho más que un patrón alimentario sabroso y saludable. Es un estilo de vida equilibrado que no solo incluye recetas y métodos de cocina, sino también celebraciones, costumbres, productos locales, actividad física diaria y muchas otras actividades.
La hospitalidad, la convivencia y la transmisión de recetas de generación en generación, todas ellas son una parte importante de la dieta mediterránea.
Como saben, la mayoría de las recetas que comparto en mi blog son las recetas de mi familia. Pero hoy comparto la receta de una buena amiga mía, Manuela Collarella. Ella es de Sicilia (Italia) y en su blog «Sicilian Bake» comparte sus recetas familiares y tradiciones culinarias. A aquellos de ustedes que vivan en Dublín, les alegrará saber que ha abierto un servicio de catering y ¡puede pedir su deliciosa comida artesanal a través de su blog!
Tanto Manuela como yo venimos de países mediterráneos, ella viene de Italia y yo vengo de España. Para nosotras, pasar tiempo cocinando y comiendo en buena compañía es parte de nuestra cultura y un auténtico placer. Recientemente preparamos juntas esta receta de pan de focaccia. Es una de las mejores focacias que he probado, y la comparto para que pueda prepararla en su casa, idealmente con sus familiares o amigos, ¡al estilo mediterráneo! ¡Tal vez incluso con un vaso de vino tinto!
Si prueba esta sabrosa receta vegana de la dieta mediterránea de «Pan de Focaccia», deje un comentario y vote por ella. Me gustaría conocer su opinión. ¡Buen provecho!
- 500 g de harina de espelta blanca ecológica
- 1 Cucharadita (7g) de levadura de panadero en polvo
- 300 ml (1 ¼ taza) de agua tibia
- 5 Cucharadas de aceite de oliva virgen extra (AOVE)
- 1 Cucharadita de sal marina
- 1 Cucharadita de orégano seco
- Copos de sal marina
- En un bol grande mezclar la harina, la sal y la levadura y mezclar bien. Hacer un hueco en el centro y verter en él el agua tibia. Con una espátula de silicona mezclar bien la harina con el líquido. Trabajar bien la mezcla y continuar amasando ahora con las manos hasta obtener una masa suave e hidratada que no se pegue. Retirar la masa del bol y colocarla sobre una encimera bien limpia y previamente enharinada. Amasar vigorosamente durante unos 5 minutos. Añadir 2 cucharadas de AOVE y continuar amasando durante un par de minutos más.
- Añadir una cucharada de AOVE en el bol grande y volver a meter la masa en el bol, cubrir con un paño y dejar en un lugar cálido de la casa hasta que duplique su volumen, dependiendo de la temperatura pueda llevar 1-2 horas. La sugerencia de mi amiga, si es invierno y no tiene una habitación cálida, es de guardar el bol dentro del microondas apagado con un vaso de agua hirviendo al lado.
- Precalentar el horno a 220 grados C (425 grados F). Tan pronto como la masa haya doblado, engrasar ligeramente una bandeja grande de horno, verter la masa del bol sobre la bandeja de hornear y extender hasta cubrir la bandeja. Con los dedos hacer presión para hacer hoyos en la masa, y añadir un buen chorro de aceite de oliva virgen extra por encima. Dejar reposar durante otros 20 minutos.
- Espolvorear el orégano seco y los copos de sal marina por encima de la masa previamente extendida sobre la bandeja del horno.
- Hornear a 200 grados C (400 grados F) durante aproximadamente 20 minutos, hasta que esté dorada en la parte superior y esponjosa en el centro.